LOS SECRETOS DE LA ILUMINACIÓN BARROCA
¿Sabés cómo utilizaban la iluminación en la época barroca y cual era su fin?
Las luces y las sombras generan el mayor de los misterios. Durante el siglo XVII, en la época barroca, se tenían muy claras estas posibilidades expresivas de la luz.
¡SUGESTIONAR era el objetivo! Con la luz más intensa definían qué mostrar llevando el foco de atención al "climax" y con luces menos intensas continuaban construyendo el relato que nuestra mirada va descubriendo. Las zonas de sombra son las que incorporan el misterio de lo que se está contando y, en contraste con la luz, le dan un caracter intenso y dramático a la composición, acompañando la intensidad dramática.
De esto sabía mucho el pintor Caravaggio. Artista de los más polémicos, amado y odiado, aportó a la historia del arte representaciones honestas y austeras que reivindicaban el sentimiento religioso popular.
¡Hay mucho para contar sobre la vida y obra de este gran artista!
Pero lo que nos reúne aqui es una obra hermosamente particular. Se llama "Apolo tocando el laúd", la pintó en 1595 y es sensiblemente delicada. Las luces destacan las suaves texturas de ese joven músico que representa a su vez a Apolo, dios de la música y el equilibrio. La luz nos lleva a recorrer la escena, los elementos de la música, los detalles en las flores, los pliegues de su vestimenta y el delicado gesto de ese joven que nos interpela con su mirada tan directa como sensual.
Las luces que evidencian tanta belleza y serenidad cobran fuerza junto a las sombras tanto de cada figura como del fondo amplio y neutro que sostiene la composición sin distraer.
¿Y qué más hace la luz?
Dentro de la serenidad de esta composición, hay algo que inquieta. La deliberada sensualidad de este joven, que tiene que ver con el origen del encargo, se intensifica con las famosas diagonales del barroco (que observamos en la mesas, la disposición de los objetos y cuerpo del joven) y el juego de 2 luces claves.
El haz de luz en la parte superior es clave ya que genera la sensación de ingreso a la composición y la presentación del protagonista. A su vez, al ser una marcada diagonal, otorga dinamismo a la escena, conjugándose con la diagonal de la mesa que nos lleva al lado izquierdo donde estan las flores y el increíble reflejo e el florero. Este no es sólo un reflejo sino que. como foco de luz que llama la atención, nos lleva a mirarla y luego imaginar la ventana reflejada ubicada fuera de campo. Así, se genera otro recorrido en diagonal, y vamos descubriendo la compleja estructura que lograba manipular la mirada en el Barroco en función de lo que se buscaba generar.
Hay bellisimos ejemplos de esta época que nos enriquecen es nuestro camino de conocer y potenciar nuestra mirada.